Resulta cuanto menos curioso que una corporación municipal se empeñe en llevar adelante un proyecto que es claramente rechazado por la sociedad. La ciudadanía sigue sufriendo como nuestro equipo de gobierno sigue anteponiendo los intereses privados de unas cuantas empresas al interés general de la sociedad y lo sufren más directamente a los vecinos de los barrios colindantes con las famosas torres.
Ver como un gobierno elegido democráticamente hace oídos sordos por completos a las protestas y suplicas de sus vecinos para que pare un proyecto urbanístico que no contenta a nadie es cuanto menos alarmante. Cierto es que el proyecto de las torres del Canódromo es heredado de la corporación de Josefa Luzardo pero no podemos olvidar que nuestro actual Alcalde formaba parte del equipo de la susodicha y por no hablar de que al fin y al cabo comparten siglas políticas.
No todo en ésta vida es el dinero, no todo la grandeza de una ciudad se basa en el capital económico que posee, en muchas ocasiones es mucho más valioso el capital humano, a día de hoy el Alcalde y su equipo olvidan el capital humano para enriquecer la ciudad a base de la destrucción de su entorno, ¿a quién benefician las torres?
La ciudadanía debe seguir luchando para que éste Gobierno municipal no menoscabe nuestros derecho, no destroce nuestra ciudad y no continúe haciendo lo que le venga en gana por la simple razón de haber recibido una mayoría absoluta, no se deben solo a los votantes que introdujeron su papeleta en una urna, se deben a todos aquellos vecinos que habitan en la ciudad.
El derecho al pataleo está muy bien, pero denota una perdida de razón, aquí todos nos quedamos paralizados cuando los voceros de turno, empezaron a decir que la torre del canódromo era ilegal, pero mira por donde ahora sabemos que los que estaban antes, se gastaron un pastón en un instituto catalán, que resulto dar un informe sin ni siquiera venir a las palmas. Y ahora resulta que todo era de forma a justicia y legal. Dicho esto vamos a lo que es mas importante. La torre, no estropea para nada esta maltrecha ciudad, como dicen, hay barrios con autoconstruciones, horribles y hechos por los de aqui, que para nada se preocupan de la estética, así que el valioso capital humano lo invertirán en otras cosas. Y ademas, he leído que los comercios de la zona están encantados con el numero de vecinos que incrementa el barrio. Por ultimo en mi entorno, a todos les parece bien, y somos palmenses, les ruego que no nos cuente como rechazadores.
ResponderEliminarIlegal es la licencia y está por ver si también el planeamiento si llega al Supremo -que no la sentencia de hace una semana no es firme-. Y por cierto, los catedráticos universitarios -instituto catalán¿?- que hicieron el informe no necesitaron venir porque los estudios científicos no se basan en mirar al boquete en el suelo y hacer una valoración a ojo precisamente...
EliminarLas Palmas de Gran Canaria es una ciudad de su tiempo, no está anclada en el pasado, y lo lleva a gala, en sus edificaciones, no faltan muestras de ello, quizás a nadie sorprende, encontrarse por doquier con edificios de gran altura, ademas estos, están repartidos por todos los barrios, realmente en un principio esto puede resultar chocante y anárquico, pero en conjunto toda la ciudad es sorprendente. A qué viene ahora ir diciendo no las torres, cuando llevamos años haciendolas, ejemplos son Mesa y Lopez, Canteras, Escaleritas, San Cristobal, etc etc. Y para nada relegan la ciudad a la fealdad, es mas, no se de nadie, que viendo por primera vez a las Palmas de GC, no quede atraído y sorprendido.
ResponderEliminarLo de destrucción del entrono me llega al alma. ¿Qué entorno? la ciudad alta es de todo, menos bonita, precisamente ese entorno, gana con un edificio singular que rompa con la uniformidad de casas baratas, calles estrechas sin arboles, que se comen literalmente las aceras, es una de las zonas mas horrorosas de las Palmas. Claro que siempre habrá alguien que dirá: Pues a mi me gusta, y resulto que olía a amoniaco.
ResponderEliminarCuando se vota, y se tiene el apoyo de una mayoria de ciudadanos, se supone, que están autorizados a realizar los proyectos que estimen oportunos, y claro está, detro de 4 años, deberán pasar de nuevo el examen. Mientras están en todo su derecho en continuar con el proyecto, que por otra parte, contenta a los que dieron el si, a los actuales. No entiendo porque debería cancelarlo, solo porque unos cuantos visionarios, digan que no por sistema.
ResponderEliminar¡Y dale! No es "no a las torres" o "no a construir en altura" es "no a la ilegalidad" "no a especular con espacios públicos" "no a valorar a la baja y que una empresa se forre en la reventa".
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